El pasado miércoles 20 de noviembre, en el aclamado Auditorio Nacional, se presentó Christian Senra, mejor conocido como Sen Senra, un cantante, compositor y productor español que ha conquistado el corazón de México con su complicidad y cercanía con el público que lo esperaba con ansias.
Las puertas del recinto abrieron a las 6:00 p.m., aunque el evento estaba programado para las 8:30 p.m. A pesar del frío y la lluvia, el lugar se fue llenando poco a poco, creando un ambiente íntimo y acogedor. Su escenario, aunque sutil, estaba cargado de nostalgia y calidez, transmitiendo el mensaje emocional que caracteriza su música.
A pocos días de haber lanzado su nuevo álbum, PO2054AZ Vol. II, Sen Senra presentó una propuesta única. Esta segunda entrega de su trilogía musical refleja El Emigrante, un homenaje a quienes han dejado sus tierras para buscar un nuevo comienzo, un concepto profundamente personal inspirado en su historia familiar.
El concierto inició alrededor de las 8:55 p.m. con «Mensaje de Audio 1», desatando la euforia de los presentes. Continuó con «New Me», también de su nuevo álbum, una canción que conectó de manera inmediata con el público. A lo largo de la noche, la energía entre los fans y el artista fue palpable, con momentos en los que el cantante permitía que el público cantara a coro mientras él disfrutaba desde el escenario.
A mitad de la noche llegó uno de los momentos más emotivos, cuando Sen Senra se sentó al piano, mostrando su increíble talento. Compartió anécdotas sobre su vida, sus comienzos en la música y la importancia de aquel coche donde escuchaba música en la parte trasera durante su infancia. Al terminar, nos hizo recordar una de sus primeras composiciones, «Solo a Mí». En ese momento, todos escuchaban detenidamente, creando un instante lleno de nostalgia.
El clímax del concierto llegó con la tan esperada «Ya no te hago falta», acompañado de su guitarra. Sin duda, es una canción profundamente personal y llena de emociones. Al terminar, la ovación fue tan larga que el artista se inclinó en señal de agradecimiento, mientras los gritos y aplausos llenaban el auditorio.
Ya para cerrar la noche, se dejó caer sobre el público, lanzó sus zapatos y corbata, e invitó a todos los que quisieran a acercarse. Cerró con la explosiva «No se preocupe», haciendo que todos brincaran con entusiasmo y llenaran el lugar de energía. Sin duda, fue una noche inolvidable.