Fue en un programa del Canal 11 cuando escuché por primera vez a Los Daniels. La energía que transmitían en sus canciones me cautivó de inmediato. Rápidamente busqué su música en YouTube y temas como «Really Sex», «Te Puedes Matar» o «Al Más Allá» solo provocaban una reacción inevitable: mover la cabeza, el cuerpo, sentir la música.
Uno de los videos que encontré en la plataforma era su presentación en el Teatro Metropólitan. Ver al público eufórico me hacía soñar con estar en un concierto de ellos. Ese deseo se cumplió rápidamente, pues los vi en el Vive Latino 2013 y, a partir de ahí, en varios festivales y recintos. Sin embargo, los años pasaban y no repetían este emblemático escenario.
Fue hace poco cuando la banda, tras atravesar diversas situaciones, finalmente anunció su regreso a este gran teatro. Sin pensarlo, adquirí mi entrada; no podía perderme ese evento.
El 8 de febrero llegó la cita. Lo primero que vi fue el nombre de la banda en la marquesina. No les voy a mentir, mi corazón se llenó de emoción y alegría ante lo que estaba por venir.
Llegar temprano me permitió explorar la mercancía oficial y adquirir algunos artículos para mi colección. Una vez en mi asiento, solo quedaba esperar. Sin muchos retrasos, las luces se apagaron y, de fondo, se escucharon unos ladridos, referencia al más reciente sencillo de la banda: «Deja que Ladren los Perros». Sin más preámbulos, las cortinas se abrieron y aparecieron en el escenario Los Daniels: Isma, Poncho, Rasheed, Dan y Miguel.
El público, al inicio, se mantenía tranquilo, todos sentados. Pero como si fuera una alarma, los más fieles se pusieron de pie en automático cuando sonaron los primeros acordes de «Escaparme de Aquí». A partir de ese momento, quedarse sentado dejó de ser una opción.
Después de algunas canciones, el concierto se transformó para dar paso a un mini sinfónico, acompañado por músicas invitadas. Esta parte del show fue un regalo especial para aquellos que no pudieron asistir al concierto realizado en el Teatro de la Ciudad el año pasado. Cada interpretación fue buena, culminando con «Desesperado».
Bajo la temática de «HÍBRIDO», el espectáculo se tornó más íntimo, con canciones en formato acústico, mensajes cercanos y una instrumentación más delicada. Pero la calma no duró demasiado. El frenetismo regresó cuando aparecieron los invitados especiales: Triciclo Circus Band, una agrupación a la que también le tengo un gran cariño. Su energía fue contagiosa; era imposible quedarse quieto con tantos músicos dando lo mejor de sí.
Tras despedir a Triciclo, mi cuerpo reaccionó en automático cuando comenzó a sonar «Cuentos», una de mis canciones favoritas. Salté como nunca, recordando mi adolescencia, cuando asistir a conciertos no era parte de mi trabajo, sino una manera de vivir, de desahogarme, de ser feliz.
Cuando la banda regresó al escenario con un cambio de vestuario más rockero, supe que se avecinaba la parte más intensa del show. Iniciaron con «Todo Se Acabó» y, una vez más, hicieron temblar el Teatro Metropólitan. El cierre no pudo ser mejor: «Te Puedes Matar», la canción que dio inicio a esta aventura de 18 años para la banda.
¿Qué más puedo decir sobre este show? Tal vez lo veo con los ojos de un fan entregado, y eso no es malo. Para eso son los conciertos: para los fans. La banda se entregó por completo a su público, y en un concierto en solitario, donde cada asistente está ahí exclusivamente por ellos, la conexión es única.